En la Escuela Secundaria Técnica número 72, situada en la colonia Loma Linda de Culiacán, se llevó a cabo el conversatorio “El acoso escolar contado por estudiantes”, poco después de que un video de una pelea entre dos alumnas se volviera viral.
El acoso escolar, también conocido como bullying, se ha convertido en un fenómeno preocupante en instituciones educativas de todo el mundo. Según diversos estudios, un alto porcentaje de estudiantes sufre algún tipo de intimidación o agresión por parte de sus compañeros. Este acoso puede manifestarse de diversas formas, desde el abuso físico y verbal hasta el ciberacoso, una modalidad que ha ganado terreno con el auge de las redes sociales. Estas conductas no solo afectan el rendimiento académico de las víctimas, sino que también tienen graves consecuencias para su salud mental y emocional.
Al hablar de bullying, pensamos en la víctima y en el victimario, pero olvidamos a otro participante importante del acoso: el espectador. Estos participantes pasivos, que presencian las agresiones sin intervenir, desempeñan un rol crucial en la dinámica del acoso. La mayoría de los incidentes de bullying ocurren en presencia de otros estudiantes, quienes, al no actuar, pueden estar perpetuando la conducta agresiva. La falta de intervención de los espectadores puede ser interpretada por los agresores como una forma de aprobación o aceptación de sus acciones. En cambio, si transformamos a los espectadores en aliados, se puede debilitar significativamente el poder de los agresores y proteger mejor a las víctimas.
“Este conversatorio nos va a permitir compartir experiencias y brindar herramientas para prevenir, detectar y actuar contra la violencia escolar y el acoso. Para el sistema educativo de Sinaloa, la educación en derechos humanos es un factor para la prevención y protección de las nuevas generaciones ya que es preciso desarrollar y fortalecer los valores humanos desde una perspectiva crítica para hacer valer el derecho a una convivencia sana y armónica. Por eso la importancia de generar esos espacios para la libre expresión de las y los jóvenes, para que conozcan las distintas formas de violencia escolar, sus derechos, sus obligaciones, pero sobre todo que sepan cómo protegerse y cómo contribuir a erradicarla en su entorno educativo, siempre con la participación de todos”, compartió la Dra Catalina Esparza Navarrete, encargada del despacho de SEPyC.
La inacción de los espectadores a menudo se debe al miedo a convertirse en las próximas víctimas o a la falta de conocimiento sobre cómo intervenir de manera efectiva y segura. En muchos casos, los estudiantes no están equipados con las habilidades necesarias para enfrentar situaciones de acoso, lo que los lleva a optar por el silencio. Este comportamiento contribuye a la normalización del bullying en el entorno escolar, creando un ciclo difícil de romper. Además, la presión social y el deseo de encajar pueden disuadir a los testigos de actuar en defensa de la víctima.
Uno de los factores que contribuyen a la perpetuación del acoso escolar es la falta de intervención adecuada por parte de las autoridades educativas. En muchos casos, las denuncias de bullying no son atendidas con la seriedad que requieren, lo que permite que los agresores continúen con sus conductas sin enfrentar consecuencias. Además, la ausencia de programas de prevención y educación en torno al tema agrava la situación, dejando a los estudiantes sin las herramientas necesarias para identificar y combatir el acoso.
“La SEPyC, como institución responsable de la educación en el estado, tenemos la responsabilidad de proporcionar una educación inclusiva equitativa y de calidad para todos y todas. Con la participación de otras instituciones con programas preventivos y atender oportunamente los diversos problemas que enfrentan nuestros jóvenes, va a permitir sin duda mucho mejores resultados”, finalizó Esparza.
La SEPyC planea la implementación de políticas efectivas y programas de concienciación tanto para estudiantes como para profesores y padres. Iniciativas como talleres de resolución de conflictos, campañas de sensibilización y la promoción de valores como el respeto y la empatía son fundamentales para crear un entorno escolar seguro y libre de violencia. Solo a través de un esfuerzo conjunto y coordinado se podrá erradicar el bullying y garantizar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de desarrollarse plenamente en un ambiente de paz y seguridad.