Gracias a la actividad humana se está en el umbral del calentamiento global, lo que representa un peligro para la vida humana y las especies. Ningún cambio había sido tan rápido como el que estamos viviendo, un calentamiento global en donde su variación de clima se tenían épocas frías de la tierra y épocas calientes, pero al día de hoy en este último la situación es preocupante, consideró Humberto Gurrola López.
El investigador de la Facultad de Biología, explicó que a medida que las temperaturas de la atmósfera terrestre y los océanos han ido en aumento, a partir de la variante antropogénica se predice que el calentamiento global irá en aumento.
“Tenemos la oportunidad de reducir los gases invernaderos, sí o sí, de no hacerlo las consecuencias serán catastróficas para la vida silvestre como para el ser humano, consecuencia de nuestros propios actos, por lo que estamos contribuyendo a nuestra propia extinción”, señaló.
El especialista en Ecosistemas Marinos y Recursos Acuáticos, expresó que hablar de cambio climático es situarse en una realidad que hoy empezamos a vivir y no es a futuro, sino es ya, al estar sorteando algunos efectos tempranos ocasionados por los gases invernaderos que están cambiando la estructura por el aumento de temperatura.
De tales efectos, puso como ejemplo lo que pasa en los océanos. Son los principales aliados en contra del cambio climático, pues funcionan como un sumidero de carbono y absorben alrededor del 90 por ciento del calor generado por las emisiones producto de la actividad humana.
“De aquí la importancia de conservarlo, de verlo no como un tiradero a cielo abierto que así prácticamente ha sucedido en los últimos años, sino como un santuario que nos puede proporcionar más años de vida a la tierra y por consecuencia a los humanos y todas sus especies”, destacó.
Detalló que, ante el exceso de calor y energía, los océanos se calientan siendo su consecuencia directa, llevándolo a efectos progresivos que incluyen el deshielo de los polos, el aumento en el nivel de mar, olas de calor marino, además de su acidificación, lo que como consecuencia afecta los arrecifes de coral, la vida marina y la vida terrestre que es el área costera.
Recordando que un 60 por ciento de la población mundial vive en los primeros cincuenta kilómetros de la zona costera, millones de personas que se verán afectadas no solo en interacción económica que dependen de los recursos marinos, sino en el aumento del nivel del mar, dónde desde el 2013 al 2021 se ha aumentado 4.5 milímetros por año.
“Qué significa, que a 20 años tendremos el mar a un metro más alto y a 50 años arriba de dos metros, lo que ocasionaría la pérdida de toda la zona costera que conocemos hoy”, destacó.
En ese sentido, dijo que en la forma que se va avanzando tan rápidamente y que no se detiene, difícilmente se va a reducir esos efectos, por lo que, exhortó a poner un grano de arena en la contención de estos efectos ya que probablemente nuestra generación no lo vea, pero sí nuestros hijos y nietos.