María Luisa, la joven tarahumara que presuntamente se suicidó en el penal de Angostura después de haber sido recluida por el feminicidio de su hija, no es la mujer maldita que pretenden presentar las autoridades, sino más bien la victima de todo un sistema de discriminación, racismo y abusos de poder donde participaron distintas instancias del Gobierno de Sinaloa, sostuvo Elizabeth Ávila Carrancio.
La académica de la Universidad Autónoma de Sinaloa y Doctora en Derecho, reveló que como parte de la revictimización de la que ha sido objeto María Luisa, su cuerpo permanece en una funeraria de la localidad para ser enviado a la fosa común.
“María Luisa no es el monstruo que nos quieren presentar las autoridades de este estado, no es el chivo expiatorio que quieren vender como aquel monstruo, como aquella mujer maldita que asesinó a su hija; es una jovencita que maternó muy chiquita, con discapacidad evidente, con problemas psiquiátricos evidentes y que trajeron a trabajar en esto llamado la esclavitud moderna en los jornales”, subrayó.
Entre quienes participaron en la cadena de omisiones, negligencias, racismo y abuso de poder contra la joven indígena con evidentes problemas psiquiátricos, la Doctora en Derecho por el Instituto Nacional de Ciencias Penales, mencionó a la Fiscal General del Estado y a la Secretaría de las Mujeres.
“En primer lugar está la Policía Municipal del pueblo donde ella estaba en el jornal; la Fiscalía con sus policías investigadores que la retuvieron más de 23 días; una traductora que era mayo yoreme, no era tarahumara y que fue muy violenta con ella; la Secretaría de las Mujeres, a la que se le pidió ayuda y no respondió; la Fiscal, que estuvo diciéndole a los medios y narrando como si ella fuera un monstruo y creemos que hasta el Gobernador que fue el que, en última instancia, conoció del caso y probablemente dio la instrucción de que no se la ayudara”, abundó.
Ávila Carrancio detalló que, en estos momentos, ella y dos abogadas están buscando que alguien ayude a financiar el traslado del cuerpo de María Luisa a su pueblo de Urique, Chihuahua, para que reciba cristiana sepultura.
“Hablamos con el Gobierno de Chihuahua al ver la negatividad del Gobierno Estatal y la forma en que fue crucificada María Luisa; nos dijeron que sí que era probable que la llevaran a Urique, que era su pueblito de origen para enterrarla, ella está todavía aquí en la funeraria, lo que sí nosotros queremos es que nos permitan a una de las abogadas acompañar al cuerpo de María Luisa , que alguien nos ayude a financiar esto para ir a ver a la familia de María Luisa”, destacó la académica universitaria
La también presidenta de la Red X por la Igualdad Sustantiva, sostuvo que María Luisa es el caso de una joven madre de origen tarahumara de 26 años que, todo parece indicar, vivió en una situación de esclavitud, en una casa sin techo, sin paredes y sin puertas junto con su hija que murió de neumonía en medio de un hambre absoluta.