Once años pasaron para que José Regino González Villarreal regresará a su casa en la colonia Loma de Rodriguera, con una sonrisa en su rostro recibe a las visitas, le brindan un cálido abrazo y piden permiso para ingresar a la vivienda a ver a la señora Carmen, madre de los tres sinaloenses que fueron sentenciados a muerte en Malasia, pero que recibieron indulto del Sultán.
“Puro llorar, llorar y que muchas gracias, a Dios primeramente, yo fui uno de los primeros que abrace a mi mama, me quebré el corazón, la mire sin sus dos piernitas, mi hija y mi mamá me abrazaron, lloré, no importa los hombres también lloran, pero bien contento la verdad”.
Agradeció el perdón del Sultán de Malasia, el trabajo de la embajada de México en ese país además de las firmas que recabaron cientos de persona en apoyo a los tres hermanos, asegura que no defraudará la confianza que se deposito en él, “quiero sacar a mi hija adelante, estar con mis padres, realizar sueños que aún quiero cumplir y veremos más adelante que depara el destino pero le rezo A Dios que nos abra las puertas”.
Los hermanos Luis, Simón y José Regino fueron recibidos en el aeropuerto de Culiacán por familiares, era una sorpresa para su mamá, Carmen Villarreal, quien padece diabetes y con los años su salud se ha deteriorado, al verlos ni ella ni sus hermanas así como sus hijos pudieron contener las lágrimas, al grado que llamaron la atención de los pasajeros y asistentes al lugar.
“Es una segunda oportunidad, a todos los que me han preguntado quiero superarme quiero trabajar, demostrar que todo se puede y que empieza de nuevo”.
José Regino se fue a Malasia cuando su hija tenía casi cuatro años, este 14 de marzo cumplirá 15 años, estar con ella será un regalo por que no la vio crecer, pero asegura que quiere ahorrar para festejarle los 18 años, además desea dedicarse a ella y motivarla a superarse y estudiar, llegar a ser alguien en la vida.
“Me pone un poco triste porque mi hija creció sin su papa no vamos a recuperar el tiempo perdido pero gozar lo que Dios nos de y echar adelante todo” dice optimista José Regino, mientras se interrumpe la entrevista por un par de minutos para recibir más personas que llegan a saludarlo.
La historia es considerada un milagro, motivo por el cuál comentó con Luis y Simón la posibilidad de escribirla algún día.
Recuerda que antes de irse a buscar una mejor vida trabajaba elaborando ladrillos, una labor como él mismo la describió poco pagada y muy pesada, sin embargo 11 años fuera de su hogar, le dejaron una gran lección, confiar en Dios, luchar por superarse y aprender a ser fuerte pese a las adversas circunstancias.