Hasta hace unos meses, en el espacio solo había un puñado de astronautas de varias agencias espaciales. Todos ellos militares o científicos entrenados durante meses, sometidos a análisis psicológicos, y bajo supervisión constante.
Pero las compañías espaciales privadas Blue Origin, Space X y Virgin Galactic, han iniciado la era del turismo espacial. Docenas, cientos de personas de todo tipo van a viajar al espacio en los próximos años.
Las leyes internacionales prohíben apropiarse del espacio exterior, así que la Luna, Marte, o el vacío espacial en sí mismo, no pertenecen a ningún país.
Es cierto que al espacio viajan personas equilibradas psicológicamente. Pero recordemos que es un lugar hostil: los astronautas pasan días, incluso meses en la soledad del espacio, sin ver a sus familias, observando sólo la negrura y el silencio del vacío espacial.
Según el Artículo VIII del Tratado del Espacio Exterior firmado en 1967 por todos los países con objetos en el espacio, cada nave, cohete, satélite, estación espacial, sonda o robot terrestre (como los rover de la Luna o Marte) son responsabilidad del país en donde está matriculado o registrado ese objeto.
Si un astronauta o turista espacial comete un crimen en la Estación, será juzgado por el país de su nacionalidad. Si ese país se niega a juzgarlo, el otro al que pertenece el módulo, puede pedir hacerlo.
Hasta la fecha no se ha cometido ningún crimen en el espacio, pero estamos listos para cuando eso suceda.