Miedo a contactar con otras personas fuera de las paredes de nuestra casa, temor a realizar actividades que antes eran cotidianas como trabajar fuera de casa, relacionarnos con otras personas conocidas, etc. No se trata de un trastorno psicológico, por lo que no hay definición oficial sobre ello, pero se le ha nombrado “síndrome de la cabaña”. El aislamiento social provocado por la pandemia global del coronavirus, ha influenciado el comportamiento de millones de personas. Se siente aburrimiento, sensación de estar enjaulados, irritabilidad, soledad, frustración, trastornos en los ciclos del sueño y también angustia.
No hay un tratamiento para esto, solamente se recomiendan salidas graduales, de manera que cada uno pueda ir regulando qué necesita y cómo. Con especial importancia a las salidas a pasear y hacer ejercicio. Disfrutar del sol en la piel, facilitar el contacto con algo de naturaleza como un parque o el mar. Ya sea por el mero hecho de exponernos a la calle, al ruido, a otras personas desconocidas, como así mismo a poder emplear esas salidas en realizar algo que nos agrada o que nos pueda aportar una leve sensación agradable, al menos al principio. Claro está, todo esto siguiendo los ya conocidos protocolos de prevención.