La técnica Daisugi se practica desde hace 600 años y gracias a ello los japoneses son capaces de producir madera sin talar los árboles. Se aplica a un tipo de árbol específico, el Crytomeria japonica, una conífera de la que solo existe una especie, endémica de Japón. Aunque hoy en día se cultiva en muchos sitios, como árbol ornamental. Los japoneses llaman sugi a este árbol, y Daisugi se puede traducir como cedro de plataforma, porque los troncos del árbol se usan como una plataforma sobre la que crece el tronco que se va a talar. Lo que hace el Daisugi es podar el árbol con una técnica similar a la que se usa con los bonsáis, para producir brotes que crecen completamente rectos y sin ramas.
Para conseguirlo hay que podar constantemente el tronco durante dos años, dejando sólo las ramas superiores. Para que crezca por completo tienen que pasar 20 años, pero así consiguen madera que se puede talar sin tener que cortar el árbol completo, que seguirá creciendo y produciendo más madera. Hay árboles viejos que pueden producir más de 100 brotes al mismo tiempo. Se cree que esta técnica se originó en el período Muromachi, cuando entre la clase alta y los samuráis se puso de moda un tipo de vivienda fabricada por completo de madera y había zonas en donde no había suficientes árboles.