Para responder esta pregunta hay que entender que la percepción del sonido se produce cuando las vibraciones entran en nuestro oído y hacen que unas pequeñas estructuras pilosas (células ciliadas) se muevan, enviando señales eléctricas al cerebro. La calidad de la audición depende de lo intactas que estén las células pilosas, cuando las perdemos no se regeneran. La percepción de los sentidos se da cuando el cerebro interpreta las señales que envían nuestros órganos sensoriales. La información que proviene de órganos diferentes es interpretada por diferentes partes del cerebro. Unas zonas procesan la información visual (el córtex visual) y otras la información sonora (el córtex auditivo).
Cuando se pierde un sentido, como la vista, el cerebro se adapta, reorganizando las funciones de las zonas cerebrales. En personas invidentes, el córtex visual comienza a ‘recablearse’ debido a que no recibe información. Como consecuencia, se vuelve más sensible a la información proveniente de los sentidos restantes. Por lo tanto, cuando las personas pierden la visión, aumenta su capacidad de procesar información de los otros sentidos. Físicamente, las personas ciegas no escuchan mejor que otras; sin embargo, suelen ser más eficientes en ciertas tareas auditivas debido a la manera en que trabaja su cerebro.