El origen de la canela está en China y procede de un árbol (canelo) del que se aprovecha la corteza interna pelando y frotando las ramas. Se cultiva en muchas zonas de Asia y es una especia que se emplea en gran parte de cocinas del mundo. Era utilizada por los árabes no sólo para aromatizar sus platos, sino porque contribuía a retrasar la putrefacción de los alimentos. Los antiguos egipcios primero y los romanos después la usaron como perfume durante el proceso de embalsamamiento.
Las ramas o varitas de canela se obtienen de las cortezas que se extraen del canelo, se dejan secar, se separa la capa exterior más rugosa y se enrolla la capa interior. Pueden utilizarse así o procesarse posteriormente en un molino para pulverizarla, y usarla en polvo. Asimismo, existe el aceite esencial de canela, con un buen número de aplicaciones cosméticas, y en algunos países se emplean las hojas para cocinar.