Dos hileras de dientes que se juntaban en una única pieza mediante al deslizar sobre ellas un cierre. Estas dos tiras paralelas y la pieza intermedia formaban una Y: la cremallera. A finales del siglo XIX, cuando se empezaron a fabricar botas altas para defenderse del fango de las calles de las ciudades, abrocharse los múltiples botones o los largos cordones parece que era un verdadero problema.
Se patentó en 1917 con el nombre “Hookless Nr 2” y luego se creó una máquina para manufacturarlos. El invento sólo se utilizó para botas, bolsas de tabaco y sacas de correo. A partir de 1923 la B.F. Goodrich Company utilizó estos cierres para cerrar botas de goma y así los volvió populares. Al cerrar las botas el ruido que hacían (“sip”) le dió nombre al nuevo invento “zipper”, que es como se sigue llamando a las cremalleras en inglés.