En tiempos antiguos, el término se utilizaba para referirse al mes en el que la producción natural de la miel de abeja alcanzaba su total madurez y era más dulce y apta para el consumo. Otra teoría lingüística sostiene que se refiere al proceso de enamoramiento intenso y momentáneo que dura aproximadamente un ciclo de luna (un mes) y se apacigua con el tiempo. El término no se utiliza únicamente para hacer referencia al viaje después de la boda, también se usa para hablar de los momentos más tiernos de la pareja, que por lo general son al principio de la relación.
Todo comenzó en el siglo XIX en Gran Bretaña, cuando la familia de los novios celebraba junto a ellos haciendo un ‘bridal tour’ (tour de novia), haciendo un viaje por Europa para celebrar la unión y crear nexos cercanos entre las familias. La costumbre rápidamente se esparció por toda Europa y se convirtió en una de las estrategias de turismo más exitosas. Nacieron compañías que diseñaban los planes perfectos para los lugares más románticos del continente. Convirtiendo a la luna de miel una de las costumbres que iniciaron la cultura del turismo y de los viajes por placer.