El código morse fue creado en 1838, es un sistema de codificación de mensajes que se maneja a través de la combinación de rayas y puntos. Se utilizó por primera vez el 24 de mayo de 1844, para enviar una frase entre Baltimore y Washington. Las vibraciones de cada “letra” viajaban a través de un cable telegráfico que convertía esa fuerza en impulsos eléctricos, por medio de un pulsador que activaba el circuito. Cada letra contiene una sucesión de elementos. El punto equivale a la unidad de tiempo más baja (un segundo). La raya en cambio, tiene una duración aproximada de tres segundos, es decir tres puntos.
Para separar una letra de otra, se deja un espacio de silencio equivalente a tres puntos. En cuanto a las palabras, la distancia es de aproximadamente cinco a nueve segundos. El código morse también se ha utilizado en señales luminosas y sonoras. Es enseñado dentro de la doctrina educativa del escultismo, como herramienta de formación comunicativa. Incluso, ya en la década de los 90 del siglo pasado, varios dibujos animados mostraban a sus protagonistas chocando la punta de sus lápices contra los pupitres o contra las paredes, para comunicarse de un salón a otro.