La música nos acompaña en muchos momentos a lo largo de nuestra vida. La cuestión no es solamente que la música nos acompañe cuando sentimos ciertas emociones, sino que es capaz también de inducir sensaciones, según cuál sea la canción y el estilo de la música que estemos escuchando. Un grupo de neurocientíficos de la Universidad de Turku, en Finlandia, se propusieron investigar si también nos cambiaba la actividad cerebral, y de qué modo.
Para escrutar la actividad cerebral de los participantes en el experimento, los científicos utilizaron una serie de técnicas de resonancia magnética. A través de ellas, descubrieron que cuando una persona escucha música triste o alegre se activa la corteza motora y la corteza auditiva, la cual procesa elementos acústicos, como la melodía y el ritmo. Por su parte, la corteza motora parece que está más bien vinculada a las emociones y los movimientos que nos inspira la música, de ahí las ganas de bailar cuando escuchamos una canción que nos motiva a ello.