Hay muchos alimentos que nos venden como saludables cuando en realidad no lo son tanto. Con la creciente popularidad de la alimentación sana y dietas novedosas, han llegado también las etiquetas engañosas con productos que son poco sanos, y suelen contener cantidades excesivas de azúcar y sal. Un buen ejemplo de ello son los jugos envasados, muchas veces se etiquetan como “orgánicos” o “naturales” pero la realidad es que su composición lleva mucha azúcar añadida, y su consumo desmedido está comprobado que va ligado a la diabetes. De igual manera, las barras de cereales llevan una gran cantidad de azúcar, colorantes, conservadores e ingredientes artificiales.
También debemos controlar nuestro consumo de cereales en el desayuno, pues pasan por muchos procesos donde se añaden muchos potenciadores de sabor artificiales, y una porción puede contener más azúcar que una dona. Asimismo, las bebidas energéticas tienen un alto nivel de cafeína, que nos puede hacer sufrir de presión arterial alta. Otro alimento que no es tan bueno son las sopas instantáneas, que están asociadas con enfermedades coronarias y diabetes y también pueden tener un muy alto contenido en sal. Por último, las leches vegetales no cuentan con los nutrientes necesarios para sustituir a la leche de vaca, contrario a los mitos que dicen que aportan más beneficios.