Luis Ángel, colocó sus juguetes en una transitada esquina de la colonia Roma, acompañados con la leyenda “se cambian juguetes por despensa”.
La idea le nació al ver que su madre regresó de las calles sin éxito en la búsqueda de empleo. “No teníamos para comer y le dije a mi mamá que nos fuéramos a cambiar y así”
El pequeño de apenas 11 años rompió en llanto cuando tuvo que dejar ir sus juguetes favoritos, e incluso se sentó en el piso para no verlos irse. Al paso de las horas, el menor llamó la atención de los transeúntes, y algunos de ellos le ofrecieron dinero en efectivo y pudo así abastecerse de alimentos en una tienda.
Fuente: Excelsior