El cantante de música regional mexicana Gerardo Ortiz ha admitido haber realizado presentaciones para un promotor vinculado al narcotráfico, lo que lo sitúa en el centro de la polémica. Esta revelación ha reavivado el debate sobre la relación entre los corridos y el crimen organizado, un tema que ha generado controversia por años.
La confesión y el caso judicial
De acuerdo con la revista Rolling Stone, Ortiz se declaró culpable de conspirar para violar la Ley Kingpin de Estados Unidos, una normativa que prohíbe a ciudadanos y empresas estadounidenses establecer relaciones comerciales con personas o entidades asociadas al narcotráfico. El caso también involucra a Ángel Del Villar, director ejecutivo de Del Records, quien enfrenta cargos similares.
La Fiscalía de Estados Unidos detalló que Ortiz reconoció haber tenido tratos comerciales con Jesús ‘Chucho’ Pérez Alvea, un promotor mexicano designado como narcotraficante bajo la misma ley. Este escándalo pone en evidencia la compleja relación entre la música regional mexicana y los grupos delictivos, ya que los corridos suelen narrar historias relacionadas con figuras del narcotráfico.
Controversia por los temas de sus canciones
Gerardo Ortiz ha sido criticado en múltiples ocasiones por los temas de sus canciones, muchas de las cuales se cree que están dedicadas a figuras clave del narcotráfico. Entre los corridos más polémicos destacan:
- “El Ivansillo”: Presuntamente dedicado a Iván Archivaldo Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa.
- “Polo Ochoa”: Relacionado con Leopoldo Ochoa Juárez, supuesto miembro del crimen organizado.
- “Recordando a Manuel”: En honor a Manuel Torres, presunto pistolero cercano a “El Chapo”.
- “El regreso del JT”: Aparentemente inspirado en Javier Torres, hermano de otro supuesto pistolero del líder del Cártel de Sinaloa.
- “Palma Salazar”: Dedicado a Héctor Luis Palma Salazar, alias “El Güero Palma”, cofundador del Cártel de Sinaloa.
Estas canciones han generado un intenso debate entre quienes argumentan que simplemente reflejan historias de la realidad mexicana y quienes las consideran una apología al narcotráfico. La confesión de Ortiz ha intensificado esta discusión, cuestionando hasta qué punto la música puede desligarse de las influencias del crimen organizado.
El impacto en la industria musical
El caso de Gerardo Ortiz no solo pone en tela de juicio su carrera, sino que también plantea interrogantes sobre la responsabilidad de los artistas y la industria musical en general. Mientras algunos defienden la libertad artística, otros exigen mayor regulación para evitar que la música se convierta en un vehículo de glorificación del crimen.