En la tarde del pasado viernes 5 de julio, la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) vivió uno de los episodios más trágicos de sus 151 años de existencia. A la una de la tarde, en pleno acto de celebración de la Facultad de Enfermería, se perpetró un ataque en el campus universitario que dejó a la comunidad académica sumida en el miedo y la incertidumbre. En un evento que debía ser de júbilo para estudiantes y sus familias, el atentado contra el director de Comunicación Social, Arnoldo Valle, conmocionó a toda la comunidad universitaria. Afortunadamente, Valle logró resguardarse y salió ileso físicamente del ataque.
“El ataque fue en un campus universitario. El pasado viernes lo condenamos enérgicamente en un comunicado. ¿Y qué recibimos a cambio? Hoy, en la mañana, me tocó escuchar con atención las expresiones más bárbaras que he escuchado desde que iniciamos una activa y legítima lucha por la autonomía y la dignidad universitaria. ¿Lejos de ser solidario? ¿Lejos de abrazar a su institución? ¿Lejos siquiera de cumplir mínimamente la responsabilidad que el pueblo y que la ley le confiere? El encargado del Poder Ejecutivo tuvo lamentables y terribles expresiones para esta institución y su comunidad”, manifestó Lizárraga Otero.
Robespierre Lizárraga, encargado del despacho de la UAS, destacó la respuesta inmediata de las fuerzas policiales y militares, incluyendo a la Policía Municipal de Culiacán, la Policía Estatal de Sinaloa, la Policía de Investigación, y personal de la Sedena y la Guardia Nacional. Sin embargo, criticó la falta de solidaridad de las autoridades estatales y el discurso agresivo del gobernador, quien en lugar de apoyar a la institución y su comunidad, lanzó severas críticas y acusaciones que solo profundizaron la herida.
“Es a lo que también convoco a este Consejo Universitario en un plan de acción que tendrá que replantearse a partir de los acontecimientos ya mencionados. Quítenle el hueso al perro y a lo mejor ahí no se equivoca porque estamos dispuestos a defender la autonomía como sea, aunque nos llame perros”, expresó.
Ante estos hechos, el Honorable Consejo Universitario convocó a una sesión extraordinaria para condenar enérgicamente el ataque y exigir justicia. Lizárraga enfatizó que este acto no solo fue contra una persona, sino contra toda la comunidad universitaria. La universidad reafirmó su compromiso con la legalidad y la cooperación con las autoridades pertinentes para esclarecer el incidente, reiterando que su lucha es por la autonomía y la dignidad universitaria.
Lizárraga también hizo un llamado al Presidente de la República, quien mostró disposición a intervenir en el asunto. En contraste, la actitud del gobernador fue duramente criticada. Por su parte, la comunidad universitaria se compromete a seguir defendiendo su institución con firmeza.