Varios recovecos, subidas empinadas y bastante desgajadas, y un sólo un camino de terracería, todos ellos conducían a la casa de Ovidio Guzmán López, “El Ratón“, misma que está a un costado de un enorme tanque, contenedor de agua, que sirve como la principal seña de ubicación del inmueble.
Esta “fortaleza” fue construida en medio de muchas otras viviendas, y no en las lejanías, como muchos pudieran suponer, ello porque era el principal albergue de uno de los hombres que, según las autoridades federales era considerado uno de los principales operadores del Cartel del Pacífico, herencia que comparte con sus tres hermanos y que recibió luego de la captura de su padre.
Un amplio portón café, a un costado un acceso con estilo a base de ladrillos, y un amplio terreno delimitado con maya ciclónica, que fue cubierta con un tipo de tela en tono gris lo que imposibilita la vista hacia el interior, es lo que desde fuera deja ver a las personas, lo que es o lo que era, una de las casas de Ovidio Guzmán, y justamente ahí, se encontraba cuando fue capturado.
Alrededor de la enorme vivienda, particularmente en la parte de en frente y también por los caminos vecinales traseros quedaron ‘amontonadas’ las camionetas artilladas artesanalmente, en las que decenas de sujetos intentaron repeler las balas que por aire eran disparadas desde al menos 5 helicópteros, y por tierra, que dirigían los verdes, y personal de la Guardia Nacional, quienes también colaboraron en el despliegue operativo, según lo informado.
La guerra que se vivió por la aprehensión de un sujeto altamente peligroso, según lo informado por fuentes de seguridad, dejó a su paso incontables víctimas colaterales.
Fachadas de casas con hoyuelos, láminas perforadas, autos y camionetas con múltiples impactos de balas, de todas las direcciones, casquillos de los calibres más poderosos, fue parte del recuento de daños, durante los días próximos a la captura; las familias quedaron en medio del fuego cruzado, impotentes, indefensas, denunciaron.
En Jesús María la mayoría de las familias se dedican a la pesca de bagre, mojarra y tilapia en la presa Adolfo López Mateos. Otros hombres “a la obra”, salen muy de madrugada en camiones para trabajar de albañiles en fraccionamientos que se construyen en la ciudad de Culiacán.
Con información de Los Noticieristas.