Decenas de miles de culiacanenses se dieron cita este 2 de noviembre en los distintos panteones del municipio, desde los siete municipales hasta los tres de carácter privado, con el fin de pasar un rato con sus seres queridos que ya no se encuentran en este plano.
Se trata de una de las tradiciones más importantes para el pueblo mexicano, el día en el que se dice, los muertos regresan al mundo de los vivos y que dio origen en la época de los mexicas, quienes creían en la vida después de la muerte.
Así, desde el panteón de Aguaruto, el de Bachigualato, el Civil, el San Juan y hasta 21 de marzo, entre otros, abrieron sus puertas para recibir a miles de culiacanenses, en su mayoría adultos mayores, que visitan a quienes no se encuentran físicamente.
Abuelos, papá y mamá, hermanos, tíos, reciben flores, veladoras y también les rezan, pero a quienes sirven con la cuchara grande, son los niños, aquellos que vieron su vida interrumpida de manera inesperada… estas tumbas reciben desde coloridos globos, dulces y decenas de juguetes, carritos y muñecas.
Para ellos, el 1 de noviembre es su día, mientras que el 2 de noviembre es en general para todos los seres queridos que ya partieron… No se puede dejar de lado el comercio, que afuera de los camposantos ofrecen el cempoal, el cempasúchil, la veladora, los cerillos, el globo con helio y alimentos para los que no alcanzaron a desayunar.
Este año reportan ventas bajas, todavía por las afectaciones del Covid, sin embargo, esperan que en el transcurso del día las ventas repunten. Música en vivo y bebidas embriagantes, así como objetos ilícitos están prohibidos, lo que sí puede ingresar al cementerio sin ser detectado, es el recuerdo de aquellos que ya se han ido.