Nuestro órgano de la visión es mucho más complejo que cualquier cámara, pero puede decirse que su resolución máxima es de 250 megapíxeles. Una cámara digital crea archivos de imagen compuestos por puntos o píxeles, y para registrarlos entran en acción los componentes fotosensibles.
En el ojo, estos componentes se corresponden con los conos y bastones, las células fotosensibles de la retina. Tenemos 250 millones de ellas y, por tanto, podemos captar este número de píxeles. Pero la cosa no es tan simple, porque conos y bastones no se distribuyen uniformemente y, además, las imágenes captadas por dos células del ojo se entrelazan, lo que incrementa la resolución.