A pequeña escala, el diseñador industrial Ilja Schamle ha creado Warm Earth, un servidor autosuficiente que extrae su energía de las raíces de las plantas del tomate. El calor que genera el servidor se usa para calentar el pequeño invernadero en donde crecen los tomates, creando un ecosistema autosuficiente en donde tecnología y naturaleza conviven de forma armoniosa.
Hay que decir que Warm Earth también utiliza placas solares, pero no son para alimentar al servidor, sino a las luces ultravioletas que permiten a las plantas de los tomates realizar la fotosíntesis.
La clave de todo el proceso, según explica Yanko Design, es una pila de combustible vegetal-microbiana desarrollada por investigadores de la Universidad de Wageningen (Países Bajos).
Cuando las tomateras realizan la fotosíntesis, convierten la luz solar en energía química, mientras almacenan los azúcares y las proteínas. El exceso de nutrientes se expulsa por las raíces, y son descompuestos por las bacterias, que los convierten en energía. Los electrones liberados por los microbios son atraídos por el hierro y la rejilla de carbón activado que funciona como conductor, en el fondo de la maceta. Estos electrones se convierten en electricidad en la pila de combustible, y se usa para alimentar el servidor.
Es un sistema prácticamente autosuficiente, ya que los paneles solares alimentan a la luz ultravioleta, que permiten a los tomates realizar la fotosíntesis y liberar energía por las raíces, convertida en electricidad con ayuda de las bacterias. Así se alimenta el servidor, que genera calor que permite desarrollarse a las plantas.
Solo falta un elemento: el agua. Aquí es donde entra el técnico de mantenimiento del servidor, cuya única tarea es regar las plantas.