Si estás al tanto de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, seguro que ya has visto varias veces a los atletas morder las medallas tras la entrega de premios. Es algo muy habitual en los campeonatos de todo tipo de disciplinas deportivas. El origen de esta práctica es imitar el tradicional gesto para comprobar la autenticidad del oro, tal como señalan en la web de los Juegos Olímpicos. En la antigüedad, los vendedores mordían las monedas de oro para saber si eran genuinas, pues es más blando que otros metales. Si no quedaban leves marcas de los dientes, significaba que la moneda era falsa.
Pero en realidad las medallas de oro de los Juegos Olímpicos contienen muy poca cantidad de este preciado metal. De lo contrario, el precio de estos premios resultaría demasiado elevado para el Comité Olímpico Internacional. A pesar de esto, la tradición de morder las medallas ha perdurado, aunque puede resultar una práctica peligrosa; pues cabe mencionar que en 2010, el alemán David Moeller se rompió un diente al morder su medalla de plata.