Estos casos donde aparentemente se pueden ver rostros en sitios inesperados son ejemplos de “pareidolia”, un fenómeno psicológico que consiste en reconocer patrones significativos (como caras) en información aleatoria. Este fenómeno es totalmente normal y tiene una explicación simple: el cerebro humano está “cableado” para reconocer rostros. La pareidolia tiene sentido desde un punto de vista evolutivo.
El reconocimiento de rostros comienza muy temprano en nuestra vida y es una capacidad extremadamente importante. Nuestro cerebro ha evolucionado para facilitar la interacción social, y esto influye en la forma en que vemos el mundo que nos rodea. Las caras revelan muchas cosas y existe una ventaja evolutiva en ser eficiente leyendo rostros. No solo es importante de una manera social, sino para distinguir intenciones, reconocer amenazas y detener posibles depredadores. En un experimento, bebés recién nacidos pasaron más tiempo mirando patrones de puntos y rayas que se asemejan a un rostro, que otros patrones aleatorios.