Las uñas son esenciales en el cuerpo humano, ya que se encargan de proteger las falanges de los dedos de las manos y los pies, así como a evitar golpes o enfermedades cutáneas. A pesar de que está compuesta de células muertas, la queratina es la que le concede la dureza, y aunque no lo creas, no crecen en el exterior como acostumbramos, crecen en la raíz, específicamente bajo la piel, en el momento en que las células nuevas van empujando y reemplazando las viejas.
Las uñas regulan su crecimiento por sí mismas, de acuerdo a la cantidad de queratina que requieran, por eso algunas personas las tienen más largas que otras. En las manos, crecen a una velocidad promedio de 04 centímetros por año, lo que representa el doble de rápido que las uñas de los pies. Esto se debe a que las manos sufren más desgaste por las múltiples funciones como abrir latas, cajas y objetos, por lo que deben reponerse mucho más rápido. La velocidad del crecimiento no es igual en cada individuo y depende también del buen o mal uso que les demos, de ahí la necesidad que tendrán de reponerse.