Seguramente has escuchado que la expresión “OK” viene de la Guerra Civil, cuando supuestamente los soldados utilizaban una pizarra para revelar los muertos en la batalla, “0 killed” (cero muertos) en el caso de que nadie pereciera. Esto es un mito, pues hay nuevas investigaciones que han descartado por completo esta teoría. Allá por el 1830 en Boston, un grupo de intelectuales empezó a usar, a modo de broma, un código de frases abreviadas con errores ortográficos como “OW” para “oll wright” (todo bien) y KC para “knuff ced” (se ha dicho suficiente). Sin embargo, la mayoría de ellos pasaron de moda y nadie se acordó, excepto por “OK” o “oll korrect” (todo correcto) que ha persistido a lo largo de los años.
Esta abreviatura era una afirmación común que indicaba que estaba todo en orden. La expresión comenzó a hacerse popular en 1839, cuando algunas imprentas siguieron este chiste utilizándolo en los periódicos. Con el telégrafo, “OK” comenzó a volverse una expresión oficial, pues era mucho más fácil y rápido enviar este mensaje de dos letras que la oración “todo correcto” o “todo bien”. Hoy el “OK” está impregnado en nuestro lenguaje, y es la expresión universal de afirmación neutral, pues en casi todos los idiomas se puede comprender.