En el siglo I a. C., se descubrió que las sales a base de aluminio servían para producir un recubrimiento que hacía a la madera a prueba de fuego, lo que contribuía enormemente a la construcción de fortificaciones de defensa. Pero no fue hasta el año 1808 que el aluminio fue creado por medio de un proceso que el químico inglés Humphry Davi descubrió, este consistía en una técnica de reducción eléctrica, aplicada sobre porciones de aluminio de sodio. La técnica se fue perfeccionando para obtener un aluminio más maleable, más ligero y resistente a la corrosión.
La primera planta de papel aluminio surgió hasta 1910 en Suiza; antes de eso, el papel de estaño era empleado para la conservación de alimentos, pero este le dejaba un sabor extraño a las comidas y no era tan resistente. Por ello, cuando el papel de aluminio salió al mercado, fue adoptado muy pronto como el reemplazo del estaño. El primer alimento comercializado donde se utilizó el papel aluminio fue el chocolate de la marca Toblerone, y para 1913 ya había llegado a Estados Unidos donde se empezó a utilizar en el embalaje de caramelos y chicles.