Su origen tuvo lugar en Nueva Jersey en el año 1957, cuando los ingenieros Alfred Fielding y Marc Chavannes lo crearon de forma totalmente accidental. Su invento dio origen tres años después a la fundación de la empresa Sealed Air Corporation, destinada a su comercialización. Sus inventores pretendían lanzar su idea con un uso bien distinto, el de servir de revestimiento de paredes y de protector de invernaderos, pero los consumidores no respaldaron esta idea.
El plástico de burbujas se compone de dos láminas de plástico de polietileno unidas entre sí a través de diversos métodos mecánicos y térmicos que producen las burbujas de aire. Se convirtió en el material preferido para el embalaje, desplazando al papel de periódico utilizado hasta entonces de forma mayoritaria. Ese peculiar plástico flexible y transparente, cuyo coste era realmente bajo, ganó terreno a pasos agigantados, expandiéndose de Estados Unidos a otros países.