El chocolate blanco fue introducido por primera vez en Suiza, unos pocos años después de la Primera Guerra Mundial. El primero fue producido en 1930 por la compañía Nestlé en una barrita llamada Milkybar. Un buen chocolate blanco se compone de un 20% de manteca de cacao, un 14% de sólidos lácteos, un 3.5 % de grasa láctea y aproximadamente un 55% de azúcar. Por ende, es simplemente un derivado o subproducto del chocolate ya que no contiene pasta de cacao.
Seguramente habrás escuchado alguna vez que el chocolate blanco no es chocolate de verdad. Y hay algo de razón en ello, pues la realidad es que el chocolate blanco no podría considerarse chocolate, técnicamente hablando, pues no está hecho de cacao en sí, sino que contiene manteca de cacao solamente, pero es lo único del cacao que lleva en sus ingredientes, y obtiene su color por la leche. Además, es importante aclarar que posee una cantidad de azúcares y grasas mucho mayor y que no posee las propiedades beneficiosas que tiene el cacao puro. Sin embargo, es rico en calcio y en vitamina A.