Usar gorro en la cocina es una medida higiénica, y el de estructura alta (exclusivo para el chef) es útil para refrigerar la cabeza ante el calor de los fogones. El motivo histórico más alegado para el uso de este tipo de gorros señala que se trata de una marca de superioridad, que permitía al chef que lo usaba dar a conocer su rango. Esto ocurrió en un contexto en el que era posible para los cocineros ganarse el favor de los miembros de la nobleza a los que servían. La figura del cocinero francés Marie-Antoine Carême (quien es considerado el padre de la alta cocina moderna de Europa) parece confirmar esta hipótesis, pues los registros históricos sugieren que Carême llegó a usar un gorro de hasta 40 centímetros de altura.
Otra tradición francesa sugiere que la cantidad de pliegos que tuviese un gorro alto indicaba el número de formas en que un cocinero podía preparar un platillo. Pero este símbolo no siempre fue una marca de mérito, pues se cree que pudo servir además para mostrar qué tan influyente podía ser un individuo. Esta tradición se puede seguir hasta la antigüedad, ya que según algunas fuentes históricas, los cocineros del Imperio asirio ya estaban relacionados con el uso de sombreros altos.