Es la planta más antigua que ha sido cultivada por el ser humano de la que se tiene conocimiento. Hay restos arqueológicos que se remontan hasta el año 6.000 A.C. donde se pueden apreciar decoraciones de cordales hechos de cáñamo en vasijas de cerámica.
Se sabe que la fabricación textil era producida con tejidos provenientes de esta planta, lo que mantenía en marcha la economía e impulsaba el crecimiento social. Hasta 1942 los médicos la recetaban para mitigar los dolores del parto. Otro dato interesante es que el psicoactivo THC de la marihuana funciona sobre la producción de la leptina, que es la hormona que regula el apetito, engañando a nuestro sistema para inducir hambre.
Por otro lado, las semillas de marihuana son un alimento espectacular, pues están cargadas de ácidos grasos esenciales y proteínas vegetales, Omega 3 y 6, por lo que van perfecto para mantener en control el colesterol. Contienen antioxidantes, minerales como el fosforo, calcio y hierro, vitaminas de los grupos A, C, D y B, y tienen una composición de entre 43/45% de fibra. Además, estas semillas poseen 21 aminoácidos donde 9 de ellos son esenciales y no son producidos de forma autónoma por nuestro organismo. Los beneficios de la marihuana han superado los inconvenientes y por esto nunca ha dejado de consumirse.