El miércoles de ceniza es una celebración que marca el inicio de la Cuaresma, tiempo en el que se cuentan 40 días para el inicio de la Semana Santa, periodo en que se evoca la pasión, muerte y resurrección de Jesús. El origen de esta jornada está en la Biblia, pero también adquirió características en la Edad Media. Por su parte, el miércoles de ceniza surge debido a la celebración pública de la penitencia, que constituye el camino que hacen los fieles para ser absueltos de sus pecados la mañana del Jueves Santo, jornada en en que se conmemora la Institución de la Eucaristía.
En la antigüedad los judíos solían cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio. Sin embargo, durante los primeros tiempos en que se constituyó la Iglesia, las personas asistían el Jueves Santo a recibir el sacramento con una cruz de ceniza y con un “hábito penitencial”, lo cual plasmaba la intención de la conversión. Otras escrituras se refieren al ser humano como polvo en un sentido precario y efímero al lado de la grandeza de la figura divina. De acuerdo con la teología bíblica, también reconoce a la ceniza como un signo externo de quien se arrepiente de sus pecados y decide hacer un viaje de regreso al camino de la religión.