El hilo rojo del destino es una creencia originaria de Asia oriental, no se conoce exactamente su origen pero sí se sabe que está presente tanto en la mitología china como en la japonesa. Esta leyenda asiática supone que cada persona, desde su nacimiento, está atada por un hilo rojo alrededor del dedo meñique o el tobillo, y que este lo une a otra persona, manteniendo así el principio de dos almas que se pertenecen. Se dice que son los dioses quienes se encargan de amarrar a esos dos cuerpos que están destinados a encontrarse en un momento concreto; para ayudarse, estar juntos o hacer un aporte importante en la existencia del otro. De hecho, según la versión china es el antiguo dios Lunar de los matrimonios el encargado de este hecho.
La premisa más difundida sobre el hilo rojo afirma que este cordón mágico se puede estirar, enredar o contraer, pero nunca romperse. Otro dato curioso sobre este puente de almas, es que la leyenda comenzó al saberse que la arteria cubital conecta el dedo meñique con el corazón, concebido para los orientales como la fuente más pura de amor. De ahí que muchas personas pacten promesas al entrelazar estos dedos.