Los perros son animales bastante comunicativos, por lo que no resulta difícil asociar su lenguaje corporal con sus emociones, particularmente hablando de sus colas. Los perros son el resultado de un largo proceso evolutivo, que tiene sus raíces en los lobos, y antiguamente, el propósito de la cola de estos grandes depredadores era el de darles equilibrio al andar y durante la caza resultaba esencial poder moverse. Cuando un perro tiene la cola recta y rígida, y además sus músculos demuestran una tensión evidente, es probable que el animal se sienta dispuesto a combatir una amenaza o a atacar a algún intruso que se ha acercado demasiado a su entorno.
Si un perro tiene la cola recogida o escondida entre las patas traseras probablemente se sienta nervioso o asustado. Lo mejor que se puede hacer en estos casos es darle su espacio. También se recomienda quitar la fuente del nerviosismo del perro para que se sienta más cómodo. Por otro lado, una cola en vertical que está siendo movida de un lado a otro, de forma continua es un buen símbolo, pues implica que el perro en cuestión se siente feliz y emocionado.