La justicia argentina investiga el complejo proceso que llevó a Diego Maradona a la muerte, y este fin de semana ha puesto la lupa en su último médico personal, Leopoldo Luque, a quien convirtió en el primer imputado de una causa que provisionalmente ha pasado a ser tramitada como homicidio culposo. En busca de presuntas irregularidades, la Fiscalía registró este domingo por la mañana el domicilio y el consultorio médico de Luque, un joven facultativo de 39 años que en 2018 comenzó a atender a Maradona y decidió la última cirugía a la que fue sometido el exfutbolista, un edema cerebral a comienzos de mes. Pocos días atrás, en medio de sus desórdenes de salud, Maradona se había golpeado la cabeza contra el suelo de su casa.
La ausencia de signos vitales en el ídolo fue descubierta por la psiquiatra y el psicólogo, quienes llegaron al domicilio de Tigre, al norte del Gran Buenos Aires, a las once de la mañana. Ante la advertencia de la situación dramática, Luque llegó al lugar a los pocos minutos y avisó pasado el mediodía de que había muerto un paciente de 60 años. No dijo de quién se trataba.
Uno de los enfermeros declaró ante la justicia que el último encuentro entre Maradona y Luque terminó con una fuerte discusión y un empujón del exfutbolista al doctor, aunque al mismo tiempo relativizó esa situación: él solía mostrarse reacio ante los médicos y asistentes de salud, muchas veces con episodios violentos. “Hablé con Diego el fin de semana y me dijo: ‘Me tienen acá encerrado, yo quiero salir’”, contó Hugo, uno de sus hermanos.
Con información de El País.