Conocemos al Black Friday como ese día del mes de noviembre en el que los precios de prácticamente todo bajan de forma astronómica. Una de las teorías de su origen viene de la terrible crisis económica que se dio el 24 de septiembre de 1869 en Nueva York, que llevó el mismo nombre “Viernes Negro”, en este infortunado día, dos agentes de bolsa de Wall Street intentaron acaparar todo el mercado del oro en sus manos, fracasando en el intento, pues el precio del oro se desplomó en cuestión de minutos y muchos inversores quedaron en la ruina.
Este término tenía una connotación negativa hasta un siglo después, en la década de los 50s, cuando en una jornada después de Acción de Gracias la ciudad de Filadelfia se colapsó ante la avalancha de personas que llegaron para hacer sus compras navideñas, al día siguiente habría un partido de fútbol americano muy importante que nadie se quería perder, por lo que todos hicieron sus compras el día anterior, ningún policía pudo tomarse el día libre y tuvieron que trabajar horas extra para poder controlar a las multitudes. A partir de este suceso, los comerciantes comenzaron a utilizar el término nuevamente pero para describir a las hordas de personas que llegaban a las tiendas el día después de Acción de Gracias. Finalmente, la expresión se popularizó en los 70s después de aparecer en el periódico The New York Times.