Sabemos que dormir bien nos aporta grandes beneficios, además de ser imprescindible para mantener un estado de salud óptimo. El cuerpo nunca descansa, pues nuestro organismo se encuentra trabajando en todo momento, hasta cuando estamos soñando profundamente. La Fundación Nacional del Sueño explica que “en el transcurso de la noche, nuestro cerebro recibe un gran impulso energético y se activa, cae nuestra presión arterial, la respiración se ralentiza, las hormonas del crecimiento son liberadas y los músculos se relajan”. En la medida que conciliamos el sueño, nuestro sistema digestivo hace que las hormonas grelina y leptina se activen, que se encargan de regular el hambre, y al no dormir lo suficiente, el equilibrio entre las dos podría llegar a alterarse. Esta es la razón por la que las personas que padecen de insomnio ven afectado el apetito.
Además, al dormir el cuerpo libera la hormona del crecimiento llamada somatotropina, que se encarga de hacer crecer y reparar huesos y músculos. En la etapa del sueño también se van generando más células de la piel y se desacelera el proceso de descomposición. Asimismo, mientras dormimos nuestros ojos se limpian a sí mismos, las lagañas son los residuos de polvo y bacterias que los párpados van recogiendo en el día. Es importante mencionar que la relajación que experimentamos al dormir es debido a la disminución de los niveles de cortisol, una hormona que se relaciona con el estrés. Es por todo esto que dormir bien y obtener un descanso de calidad es fundamental para nuestro bienestar y así tener el rendimiento necesario para completar nuestras actividades diarias.